El presidente de la Caja de Profesionales, Daniel Alza, afirma que la institución ya no cuenta con elementos propios para revertir el déficit económico que atraviesa. El Directorio elaboró una propuesta que el Poder Ejecutivo terminó convirtiéndola en proyecto de ley el año pasado, pero que no prosperó en el Parlamento. Por eso, las soluciones que otorguen viabilidad a la Caja las debe aportar el próximo Poder Ejecutivo, ya que las reservas y el capital disponible alcanzan para cubrir las obligaciones hasta el primer cuatrimestre de 2025. Alza asume que el aumento de dos puntos porcentuales en la aportación de los activos no fue una acción simpática para los afiliados. “Ninguna medida de corrección de un sistema de previsión social es simpática. Ni en la Caja, ni en Uruguay, ni en el mundo”, señala. A continuación, un resumen de la entrevista que Alza realizó con El Observador. La Caja de Profesionales tuvo en 2023 el peor déficit del último quinquenio. El año pasado presentaron una reforma que finalmente naufragó en el Parlamento. Luego, tres nuevas propuestas y el Poder Ejecutivo sólo aprobó una. ¿Cómo piensan seguir adelante? Tenemos pensado realizar una nueva propuesta al Poder Ejecutivo. Está la limitante legal, que es año electoral y no se pueden aprobar. Por lo tanto, vamos a trabajar con los partidos políticos con un conjunto de ideas que se van a proponer para el próximo Poder Ejecutivo y el próximo Parlamento. ¿En qué consiste esa propuesta? En realidad se está ordenando con el Directorio, todavía no está definida ni aprobada. En mayo de 2023 se aprobó el sistema previsional común. Algunas de las cosas que nosotros habíamos proyectado para la ley exprés se vieron modificadas. Entonces hay que adecuarlas. ¿Cómo observó que el Parlamento aprobara la reforma de la Caja Bancaria y no la de la Caja de Profesionales? ¿Le pareció un tema político? No. Lo tomamos como un gran golpe. Dentro del instituto habíamos hecho un gran esfuerzo en negociar con el Poder Ejecutivo un determinado grupo de ideas. Hubo varios pasos que fueron haciendo que lo de la Caja Profesional quedara en un segundo nivel. Primero el sistema previsional común, luego la Caja Bancaria y después, por último, la Caja Profesional. Fue realmente difícil. Pero eso fue en octubre de 2023 y en noviembre ya teníamos tres ideas que fueron las que propusimos. ¿Más allá de esas propuestas que están afinando, qué alternativas manejan que dependan exclusivamente de la Caja y que no precisan de tratamiento legislativo y del Poder Ejecutivo? Todo lo que la Caja podía hacer y tenía potestad ya lo ha hecho. Hoy estamos en manos del Poder Ejecutivo y del Parlamento. Desde 2021 a la fecha hemos tomado una serie de medidas, se hicieron ajustes, cambios, propuestas que podíamos hacer. Y vamos a insistir nuevamente a partir de octubre. La Caja debe tomar medidas de fondo para ser sustentable, pero se precisa una reforma de la ley. Se mandará toda la información, pero el que tiene la obligatoriedad es el Poder Ejecutivo. La Caja no tiene otro camino, no hay otro. ¿Cuál sería la cifra que se le pediría al próximo gobierno? Se están haciendo los cálculos. El Directorio todavía no lo tiene resuelto. De las tres propuestas que presentaron se otorgó el visto bueno para regular las deudas de profesionales, pero esto representa el 2,9% de los afiliados. ¿Qué incidencia va a tener en las finanzas? Muy poca. Apuntamos a una cartera de morosos jóvenes, queremos apoyar con esto a los que tienen menos de 10 años de deuda, porque no queremos que pasen a una categoría superior, que es la de más de 10 años de morosidad. Por eso es que nos concentramos en los 3.082 morosos de la cartera más nueva. Esos son unos $ 1.202 millones. Ese monto no cubre una pasividad mensual del instituto. Por eso hacemos énfasis en que esta es una ley para que los afiliados se pongan al día y puedan continuar gestando su jubilación. Pero en realidad como ingreso para la Caja es poco, no es significativo para la situación actual. ¿Cómo evaluó el Directorio que de las tres propuestas que presentaron al Poder Ejecutivo solamente se le diera el visto bueno a esta que no mueve la aguja? La pedimos porque queremos que estos 3.082 afiliados vuelvan y comiencen nuevamente a gestar su propia jubilación. Con ese objetivo la vemos muy válida, porque es una herramienta más para el manejo de la morosidad. El instituto encaró ese manejo con un criterio diferente a lo que se hacía en el pasado y haciendo foco en la de los jóvenes. Las otras dos las propuestas las volveremos a plantear en otra oportunidad.El año pasado se incorporaron 16 profesiones que ahora también están obligadas a aportar a la Caja. ¿Cuál es la cantidad de aportantes de esas nuevas y cuánto más estiman recaudar por esos afiliados? Es mínima la cantidad de afiliados nuevos que tenemos en la Caja. Nuevos con declaración de ejercicio. Generalmente, cuando ingresan nuevas profesiones, la mayoría pasa a no ejercicio en forma temprana. Este es un estudio que la Caja hace cada dos o tres años. Estamos constantemente fijándonos en cuáles son las nuevas carreras que se van afectando a nivel universitario y cuáles son afiliables. Las nuevas carreras van por dos vías. Unas son asimilables a otras que están en la Caja y ya ingresan directamente. Hay otras que son completamente nuevas que siguen otro canal de aprobación. Cuesta mucho que los nuevos se declaren en ejercicio. Es a largo plazo. ¿Por qué cree que es tan difícil para la institución captar más afiliados? La situación de cómo se ejercen las profesiones nuevas es distinta a como se ejercían en otra época. Muchísimos profesionales jóvenes prefieren la dependencia y no ejercer en forma libre la profesión. Lo prefieren, es un gusto y es una tendencia creciente en todas las profesiones. El mundo laboral es el que dictamina el crecimiento y es una tendencia que hay que tratar de revertir. Pero los números marcan eso, que el crecimiento del no ejercicio es mayor que la declaración de ejercicio. ¿Debería aggiornarse la modalidad de la Caja para acompañar estas nuevas tendencias del mercado laboral? Con las ideas plasmadas en lo que fue el anteproyecto de 2023 tratábamos de aggiornar y buscar alternativas para que los jóvenes se sintieran más cómodos en la manera de aportar. Pero la tendencia de los profesionales es trabajar en dependencia. ¿No le parece que quizás la Caja quizás no está siendo atractiva para los nuevos profesionales? Cómo observa el profesional al instituto y todos los ruidos que generan las dificultades económicas financieras por supuesto que han de ser elementos importante para el que se va a afiliar. Por eso es que queremos, primero, revertir esta situación para luego atacar más al firme. Hacerla más atractiva para que vengan los profesionales. ¿Por qué cree que no pudieron convencer a los legisladores en el Parlamento? Fue multifactorial el tema. Hubo partidos políticos que dijeron: “si ustedes son la mayoría, resuelvanlo, no nos necesitan a nosotros”. Y dentro de la coalición de gobierno hubo distintas maneras de ver las cosas y tampoco se obtuvieron los votos. Habría que preguntarles más a ellos qué fue lo que los llevó a no votar. ¿Cómo viene incidiendo económicamente el incremento del 2% en el aporte de los activos que se aprobó el año pasado? El aumento fue a partir del 1º de enero y los afiliados empezaron a pagar en febrero. Recién estamos cerrando los números de abril. Es un aumento que se sumó al reajuste anual de los sueldos fictos y por tanto de los aportes de los activos. Influyó, pero todavía no tenemos los datos que nos marquen una tendencia. ¿No le parece que ese aumento de la tasa de aportación es antipático para los activos? Simpático no es, lo sabíamos. Ninguna medida de corrección de un sistema de previsión social es simpática. Ni en la Caja, ni en Uruguay, ni en el mundo. Lo estamos pagando entre todos.
Fuente: El Observador