Una combinación de factores se dieron para que la adquisición de autos, durante 2017, alcanzará cifras récord. Elementos como la utilización de financiamiento especializado o precios más bajos impulsados por un valor del dólar menor a lo esperado, sirvieron de trampolín para este salto en la compra de vehículos nuevos y usados.

Según el último reporte de BBVA Research, "Situación Automotriz Chile", se concluye que 2017 fue un año de tratativas récord en lo comercial para este sector, llegándose a comercializar la cifra de 1,34 millones de autos, entre cero kilómetros y los denominados de "segunda mano". Esta cantidad es superior a lo que en un inicio se proyectó para el periodo y supera en 2,4% a las unidades que se vendieron durante el 2016.

Cristóbal Gamboni, economista senior de BBVA, comentó para esta nota que prevé que el mercado de vehículos nuevos, durante el 2017, llegará a la cifra de 360 mil unidades, el mayor número desde el último récord registrado en 2013, con 378.240 unidades. También proyecta que los números positivos del año pasado serán superados en 2018: podrían comercializarse entre 375 mil y 390 mil unidades nuevas, lo que sería otro récord para el rubro.

En la misma línea, Gamboni explica que el segmento de vehículos usados llegaría a los 980 mil vehículos vendidos, con una leve disminución de 2,3%, respecto de 2016. A pesar de ese pequeño traspié, el sector de autos usados continúa empujando su demanda gracias a la renovación de modelos que no posean más de cinco años de antigüedad. Lo anterior se debe a que hoy los compradores están en búsqueda de modelos fabricados desde 2012 en adelante para evitar la restricción vehicular -medida que viene del plan de descontaminación de la Región Metropolitana- que entrará en vigencia en 2018.

Para el 2018, el informe proyecta un mercado que será alentado por un crecimiento del PIB que podría ser más del doble que el periodo pasado. Dicho impulso estaría liderado por el dinamismo de la minería que se expresaría en la demanda de flotas. Los riesgos, por otro lado, serían una "brusca" depreciación del peso, el deterioro en la confianza y el impulso en la creación de empleo.