Latinoamérica se ha convertido en la cuna de varias startups que en el último año –muchas de ellas impulsadas por la pandemia– han logrado dar ese ansiado salto y convertirse en unicornios. Es el caso de Ualá, Aleph, Mural o Tienda Nube, de Argentina; Kavak y Clip, de México o Notco, de Chile, que alcanzaron una valoración por encima de los US$ 1.000 millones. Y la lista de más emprendimientos que serían los próximos unicornios es larga. Así lo demuestra una investigación de la firma de venture capital ALLVP, que da cuenta del club de los soonicornios, o startups latinoamericanas con mayor potencial de convertirse en unicornios. El reporte considera a las empresas fundadas después de 2012 con una valoración mayor a US$ 100 millones o que en su última ronda de inversión hayan levantado más de US$ 20 millones de capital. Países como Brasil, México, Colombia o Chile destacan por tener una lista de varios candidatos. No obstante, la historia en Ecuador y Perú es distinta. En el primer país solo cuentan con una startup encaminada al mundo de los unicornios (la fintech Kushki), mientras que Perú posee dos opciones: la edtech Crehana y el marketplace de alimentación Favo. Y si bien Argentina sigue a estos países andinos con cuatro startups, la tierra del tango alberga ya varios unicornios, como los emblemáticos Mercado Libre y OLX. En el caso de Ecuador y Perú, ambos poseen ecosistemas con características similares que han postergado la generación de startups con pasta de unicornios. “El ecosistema de emprendimiento de Ecuador está en una etapa inicial y nos faltan algunos factores para tener empresas unicornios o soonicornios, en este caso. Por un lado, no tenemos tantas organizaciones de apoyo a emprendedores como incubadoras, escaladoras, programas de mentoría y de apoyo para el desarrollo de conocimiento y capacidades de emprendedores, que son es tan importantes para que sus startups tengan éxito”, dice Justin Schwartz, managing partner del fondo de inversión Impaqto Capital. Por otro lado, el ejecutivo dice que la industria de venture capital es muy reducida. “Solo tenemos cinco fondos de capital de riesgo de diferentes tipos, todos son pequeños. Algunos invierten en Ecuador y otros en la región. Definitivamente, hay una brecha de acceso a capital para startups en etapa temprana. Otro punto es que Ecuador es un mercado pequeño, una startup no puede tener éxito o llegar al nivel de unicornio solo con enfoque en este país”, dice. Para Mauricio Andújar, CEO y cofundador de la agencia de transformación digital Liquid, el ecosistema de emprendimiento e innovación peruano es inmaduro y aún le falta tiempo para llegar al nivel de otros, como el chileno o el colombiano. “En el ecosistema chileno, Startup Chile y la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) son dos vehículos del gobierno que han hecho que esto se dinamice. En Perú, en los últimos dos años –con pandemia y crisis política y económica de por medio– se ha desacelerado el apoyo del gobierno. Programas como ProInnóvate han congelado la ayuda y no hay nuevas generaciones de emprendimientos nacientes y eso preocupa. No hay tantos emprendimientos nuevos saliendo y mi hipótesis es que sucede porque no hay tantos incentivos para que eso suceda”, dice. Adicionalmente, Karen Montjoy, coordinadora de Emprendimiento e Innovación de la incubadora Innova ESAN, refiere que también son necesarios los beneficios tributarios para que más inversionistas inviertan en el ecosistema, hacer alianzas con incubadoras y eventos internacionales que promuevan los emprendimientos.
Fuente: América economía