La economía argentina sigue enfrentando desafíos significativos, como lo demuestra el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) sobre el índice de producción industrial manufacturero (IPI manufacturero) para julio de 2024, que se publicó esta tarde. El sector manufacturero, un barómetro clave de la salud económica del país, registró una contracción del 5,4% en comparación con el mismo mes del año anterior, profundizando la tendencia negativa observada en los meses precedentes. El panorama se torna aún más sombrío al considerar el acumulado de los primeros siete meses del año, que muestra una caída del 14,6% en relación con el mismo período de 2023. Esta cifra subraya la magnitud de los obstáculos que enfrenta la industria argentina en su búsqueda de recuperación y crecimiento sostenible. A pesar de este escenario general negativo, el informe revela algunos datos que podrían interpretarse como señales de una incipiente estabilización. El índice de la serie desestacionalizada experimentó un aumento del 6,9% respecto al mes anterior, mientras que el índice de tendencia-ciclo mostró un ligero incremento del 0,6%. Estos datos sugieren que, si bien la industria sigue en contracción, la velocidad de caída podría estar disminuyendo. Un análisis sectorial revela que la mayoría de las divisiones industriales experimentaron retrocesos. Los sectores más afectados incluyen "Madera, papel, edición e impresión" y "Productos minerales no metálicos", ambos con una incidencia negativa del 1,4% en el índice general. Les siguen "Productos de caucho y plástico" (-0,9%), "Industrias metálicas básicas" (-0,7%), y "Muebles y colchones, y otras industrias manufactureras" (-0,7%). La industria de la madera y el papel fue particularmente golpeada, con una caída interanual del 17,2%. La actividad de edición e impresión se contrajo un 18,5%, mientras que la producción de papel y productos de papel disminuyó un 19,3%. Estos descensos se atribuyen principalmente a una menor demanda de envases y embalajes por parte de diversos sectores, incluyendo el alimenticio y el de la construcción. El sector de productos minerales no metálicos también sufrió un duro golpe, con una caída del 25,4%. La fabricación de productos de arcilla y cerámica no refractaria se desplomó un 48,7%, mientras que la producción de artículos de cemento y yeso se redujo un 25,7%. Estos números reflejan la difícil situación del sector de la construcción, que según el indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC), experimentó una contracción del 20,4% en julio. La industria automotriz, otro pilar tradicional de la economía argentina, no escapó a la tendencia negativa. La fabricación de vehículos automotores cayó un 8,5% interanual en julio. Según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), las ventas al mercado interno de automóviles y utilitarios nacionales se redujeron un 24,7% en julio, acumulando una caída del 36,3% en los primeros siete meses del año. Sin embargo, no todo fueron malas noticias. El sector de alimentos y bebidas registró un aumento del 6,2% interanual en julio, impulsado principalmente por la molienda de oleaginosas, que creció un 60,3%. La elaboración de aceite y subproductos de soja aumentó un 72,6% en julio y un 35,2% en el período enero-julio de 2024, beneficiándose de una mejora en la cosecha de soja tras la sequía del año anterior. La industria vitivinícola también mostró signos positivos, con un aumento del 17,1% en la elaboración de vino. Las exportaciones de vino, medidas en hectolitros, crecieron un 41,8% interanual en julio, mientras que los despachos para el mercado interno aumentaron un 6,9%. La producción de carne aviar fue otro punto brillante, con un incremento del 13,6% interanual en julio. El consumo interno de carne aviar creció un 13,9%, mientras que las exportaciones aumentaron un 12,8% en términos de volumen. La recuperación económica sigue siendo un desafío, pero algunos de los datos sugieren que algunos sectores podrían estar encontrando formas de adaptarse y crecer en un entorno económico complejo.
Fuente: América economía