Fecha Noticia: 22/12/2014
De mantenerse la tendencia, se ubicará el año próximo entre el 30% y 35%, un escalón por debajo del 40,5% acumulado en 2014.
Si bien con esos niveles la inflación de Argentina continuará entre las más altas del mundo, el quiebre de la tendencia alcista es un factor que otorga algo de oxígeno a la gestión del ministro de Economía, Axel Kicillof. El interrogante ahora es si los instrumentos que permitieron esa desaceleración podrán ser sostenidos en el mediano plazo. "El gobierno está logrando desacelerar la inflación mediante la alquimia de mantener un tipo de cambio cuasi fijo", dijo el economista Diego Giacomini, director de la consultora Economía & Regiones.
Para esa consultora, entre junio y octubre pasado, el peso se devaluó contra el dólar a un promedio mensual del 0,7%, frente a una inflación de 2,4% por mes registrada durante ese período. Si se mantuviera esta tendencia en los próximos meses, la economía argentina llegaría a las elecciones presidenciales de octubre próximo con un tipo de cambio real apreciado en un 14% con respecto a los niveles previos a la devaluación de enero.
Las últimas señales dadas por el gobierno de Cristina Kirchner, indican que en 2015 buscará seguir recorriendo el camino del atraso cambiario como vía para moderar la suba de precios. De hecho, para la consultora Elypsis, la devaluación del tipo de cambio oficial durante el año próximo será del 15%, la mitad de la inflación estimada. "En ese contexto, la competitividad cambiaria podría llegar hacia fines del año próximo a los mismos niveles que tenía durante la convertibilidad en la década del 90", dijo Luciano Cohan, economista jefe de Elypsis. La estrategia ya exhibe evidentes efectos colaterales sobre las economías regionales y las pymes industriales que exportan. "Les ha aumentado fuertemente la presión tributaria, y si a eso se le suma atraso cambiario y una economía cerrada, el cóctel es muy difícil de digerir y el resultado es un menor nivel de actividad económica", señaló Giacomini. A esa pérdida de competitividad por la inflación en dólares que registra la economía, se le agrega la devaluación del real en Brasil, adonde Argentina destina el 50% de sus exportaciones industriales, el 85% de las de automóviles y las mayores ventas de distintos productos de las economías regionales, desde cebollas a aceitunas, pasando por quesos, peras, arvejas y porotos, entre otros. En los últimos cuatro meses, mientras el peso permaneció prácticamente inmóvil frente al dólar, el real se devaluó el 15% y está en su nivel más bajo desde 2005.
Menores ventas.
Otra de las causas que está contribuyendo a una desaceleración del ritmo inflacionario en Argentina es la caída del consumo de la mano del descenso en el poder adquisitivo. El salario real de los trabajadores formales caerá este año en torno al 8%, según estimaciones de las centrales sindicales. Esa pérdida es aún mayor entre los empleados no registrados.
En ese contexto, la baja en los niveles de consumo es la mayor de los últimos diez años, de acuerdo a un estudio de la consultora especializada Kantar Worldpanel. Si bien en rubros como autos, motos y electrodomésticos las ventas se derrumbaron a tasas superiores al 20% en comparación con 2013, la novedad es que la caída también alcanza a productos de consumo masivo como los cortes de carne baratos, lácteos y artículos básicos de limpieza.
UNA HERENCIA PARA EL 2016
La inflación crece a menor ritmo, pero buena parte del costo de las herramientas usadas deberá ser asumido por la próxima administración. Como el único objetivo del gobierno es llegar a fines del año próximo, en 2015 buscará tener mayor acceso de dólares y dejar el atraso en tarifas y tipo de cambio, además de una preocupante situación fiscal y bajo crecimiento, como herencia, explicó Cohan.
