Fecha Noticia: 24/11/2014
“La caída en los precios del crudo, el incremento en los impuestos y las dificultades para operar no son una buena combinación para la industria petrolera”.
Con esta frase resume Francisco José Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), la creciente preocupación e incertidumbre que se vive por estos días al interior de las empresas afiliadas a esta agremiación, en torno al camino a seguir en materia de inversión.
Aunque señala que no se puede generalizar, debido a que la situación de cada petrolera es particular y depende de los proyectos que tenga y de su situación financiera, el directivo asegura que un precio más bajo las obliga a apretarse en el gasto y a ser más selectivas en la destinación del capital.
Señala que si bien el país todavía es atractivo debe procurar mantener esta condición, pues no se puede ocultar el hecho de que las matrices de las empresas se ven obligadas a revisar sus inversiones ante esta situación.
La ACP considera que si la baja en el precio continúa (hoy en la reunión de los países miembros de la Opep se define un posible recorte de producción para contener la caída) es factible que algunas empresas se vean en la disyuntiva de si invierten en proyectos de producción en lugar de hacerlo en actividades de exploración.
“Los de producción les pueden permitir tener caja para transitar las épocas difíciles, pero eso mismo no ocurre con los proyectos de exploración, que son muy intensivos en capital”, señala Lloreda.
Javier Betancourt, presidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), reconoce que a nivel mundial se ha evidenciado un aumento en los costos de exploración, pero considera que la reducción de precios golpea más a las empresas que tienen costos altos, pues hay proyectos que son viables con un precio del crudo a 120 dólares, mientras otros pueden ser posibles con cotizaciones de 100 y hasta de 80 dólares.
Directivos de una compañía con actividad en el sur del país aseguraron que ante las complicaciones de seguridad y los factores sociales ahora están pensando muy bien las inversiones futuras.
“Podríamos estar haciendo más, pero los bloqueos y el riesgo social son una variable que no se puede predecir”, dijo un consultado.
Agregó que hace cuatro meses, con un barril de crudo a 115 dólares se podían aceptar ciertas ineficiencias, pero hoy un bloqueo puede hacer la diferencia entre que una empresa haga negocio o se salga.
Más ‘efecto’ tributario
La ACP señala que un precio de entre 70 y 80 dólares por barril durante un año impacta no solo a las empresas sino al país, ya que se estima que por cada dólar que cae el valor del barril, el Estado deja de percibir por impuestos, regalías o derechos contractuales entre 350.000 y 400.000 millones de pesos.
Tras conocerse la ponencia de la reforma tributaria o ley de financiamiento que esta semana será votada en las comisiones económicas conjuntas del Senado y la Cámara de Representantes, la ACP estima un rango entre el 25 y el 35 por ciento de gravamen adicional frente a lo que ya había planteado el Gobierno.
“Pensamos que debería haber una combinación más equitativa. Vamos a insistir no solo para que los activos en período improductivo no sean gravados, porque aún no generan riqueza, sino para que se entienda el impacto que tienen los puntos adicionales en el Cree para la mayoría de las empresas”, asegura Lloreda, presidente del gremio.
Impacto poco favorable
Las cuentas de la ACP indican que “la industria petrolera se ve golpeada de manera inequitativa y al paso que va terminaría pagando el 20 por ciento de la reforma tributaria, lo cual no solo no es justo sino inconveniente para el país, cuando se necesita que esta industria se dinamice”.
Cálculos del gremio señalan que por cada 100.000 barriles diarios de petróleo el Estado recibe 3 billones de pesos, lo que significa, según Francisco José Lloreda, su presidente, que el mejor negocio fiscal para el país es apostarle al incremento en reservas y a la producción de crudo.
