Fecha Noticia: 23/09/2014
La batalla de Argentina con los acreedores de bonos está adquiriendo dimensiones cada vez más amplias tras la solicitud de apoyo a la ONU formulada por la presidente Cristina Fernández luego de reunirse con el multimillonario George Soros y el Papa Francisco.
Sin embargo, los analistas temen que Buenos Aires no cuente con una estrategia para resolver los problemas económicos que la acucian cada vez más a nivel local, y simplemente trastabille de un problema a otro.
“Es probable que la dirección general de la política económica continúe deteriorándose debido a que el gobierno carece de un plan coherente para hacer frente a distorsiones macroeconómicas cada vez peores”, sostuvo Daniel Kerner, analista de Eurasia Group.
Argentina sufrió otro revés la semana pasada en su lucha con los holdouts, a quienes llama “fondos buitres”, después de que un tribunal de apelaciones de Estados Unidos rechazara una solicitud presentada por la filial argentina de Citibank, que le permitiría al banco transferir los pagos del gobierno argentino a los acreedores que poseen bonos reestructurados en dólares emitidos conforme a la legislación local.
En virtud de una resolución judicial del juez estadounidense Thomas Griesa, Argentina sólo puede pagar a los tenedores de deuda soberana reestructurada si también paga a los holdouts en su totalidad. Debido a que se niega a hacerlo, Argentina entró en default hace dos meses y sigue careciendo de acceso a los mercados internacionales de crédito, lo cual precisa para financiar la inversión en sus reservas de gas shale y fortalecer la enorme disminución de las reservas de divisas.
Fernández trató de desligarse de la culpa de los problemas, disparando una serie de tweets. Al salir de Buenos Aires para ver al Papa Francisco en Roma la semana pasada, arremetió contra los ‘fondos buitres locales‘ por su ‘ataque permanente‘ contra el país, y advirtió que los enemigos estaban tramando una serie de disturbios callejeros.
También acusó al jefe de la diplomacia de Washington en Buenos Aires de interferir junto con empresas como American Airlines y el ex secretario de Estado estadounidense Madeleine Albright, cuya consultora está asesorando a los holdouts.
En Nueva York, Fernández espera contar con Soros en su lucha contra los holdouts. Su fondo de cobertura Quantum posee un 3,5%, o u$s 450 millones de participación, en YPF, la compañía petrolera nacional que se beneficiaría de un renovado acceso al crédito internacional.
También espera aprovechar una victoria retórica obtenida este mes, cuando la ONU acordó un voto no vinculante para poner en marcha un marco multilateral para las reestructuraciones de deuda soberana.
En el ínterin, sin embargo, la economía está empeorando, con previsiones de consenso que predicen una contracción del 1,5% este año, mientras que el 40% de la inflación está impulsando la fuga de capitales. El peso del mercado negro cayó al 15 por dólar, en comparación con 10 a principios del año.
El gobierno la semana pasada culpó a la presentación sobre Kevin Sullivan, encargado de negocios de Estados Unidos, después de que declarara al diario Clarín que era “importante que la Argentina salga del default”. Los funcionarios reaccionaron con indignación y amenazaron con echarlo del país.
Sin embargo, los analistas advierten que la situación puede empeorar a medida que el precio de las exportaciones de soja y trigo argentinos se debilite.
Luis Secco, un economista argentino, estima que las ventas de la cosecha de este año rendirán u$s 5.700 millones menos que el año pasado, en gran parte debido a una caída del 26% en los precios de las materias primas.
Para proteger la disminución de las reservas de divisas -que cayeron un 10% este año, a alrededor de u$s 28.000 millones- el gobierno está intentando concretar un canje de divisas de u$s 11.000 millones con China, con u$s 800 millones previstos para este año, y ha impuesto controles de capital más estrictos a pesar de su impacto recesivo.
Los esfuerzos más importantes de Argentina, sin embargo, apuntan a reducir el alcance de la resolución del juez Griesa. Uno de los objetivos consiste en restringir el fallo a los bonos suscritos bajo la legislación de Nueva York. Si eso ocurre, las entidades estatales de Argentina podrían pedir financiamiento a los mercados de capital en dólares fuera de EE.UU.
“Estoy convencido de que el gobierno puede sobrevivir (hasta el final de la presidencia de Fernández en diciembre de 2015) sin hablar con los holdouts”, dijo Federico Tomasevich, presidente de Puente, un banco de inversión de Buenos Aires. Sostiene que existe consenso en que la decisión de Griesa es “ridícula y no puede sostenerse por mucho más”.
